El demonio bajo la piel

En Glasgow tengo dos gurús culturales de primer orden. Uno, musical: Anthony, mi pareja. Lo sabe todo de clubes, conciertos y lugares donde encontrar el estimado vinilo perdido entre mudanza y mudanza. El otro, cinematográfico, mi cuñada Cathy (luv ya Cat). Toda una autoridad cinéfila que estará encantada de que la haya citado aunque no entienda una palabra de español.

 

Pues bien, algunas tardes libres (de trabajo y compromisos) vamos juntas al cine. Casi siempre elige ella. Tiene ojo avizor para los títulos interesantes. Y no hace mucho fuimos a ver la nueva película de Michael Winterbottom, uno de sus directores favoritos. Me contaba que todas sus películas son distintas. Como obras de autores diversos pero con un mismo sentido del drama. Y así fue como acabé viendo The Killer inside me.


Tengo que decir que no es una película para estómagos sensibles. Hay momentos en el film de una dureza apenas soportable. O yo me he vuelto muy sensible con los años. Su violencia es imprevisible y vives con angustia cada nueva escena, temerosa de lo que el personaje protagonista haya dispuesto hacerles a sus víctimas. En parte, mérito del actor Casey Affleck cuya vocecita y mirada gélida es idónea para este psychokiller.


Lo que cuenta: Lou Ford (Casey Affleck) es el ayudante del sheriff en un pequeño pueblo del oeste de Texas. Central City es un lugar apacible donde apenas se dan siquiera pequeños hurtos. Un buen día Ford recibe el encargo de desalojar a una joven prostituta (Jessica Alba) que se ha instalado en las afueras. Pero Lou se enamora de ella e intenta manejar la situación en su propio beneficio. Sin embargo, sus pulsiones sádicas y criminales convertirán el discurrir de los acontecimientos en un reguero de sangre.

Lo que funciona:
  • La trama urdida por el autor Jim Thompson. Negrura y fatalismo por los cuatro costados.
  • Los actores, especialmente los secundarios. Los vecinos de Lou, un amalgama de personajes de la Norteámerica profunda de planteamientos básicos y costumbres sencillas.
  • El hecho de que Lou Ford no sea un Tom Ripley sino una mente enferma en la que no confía nadie. Pocos creen en su credibilidad y desde el principio sospechan de él. Algo que contribuye a la credibilidad del relato.
  • La desolación del paisaje rural tejano. Al que contribuye una fotografía perfecta.
  • Los bien administrados golpes de violencia a lo largo del metraje. No se trata de una película violenta sino de alguien violento. Winterbottom se muestra muy sabio a la hora de dosificar este componente desde el inicio hasta la furiosa explosión final.

 


Lo que no funciona:
  • El ritmo. Hay momentos en que la película parece estancada. Se torna morosa o como decía Cathy, le sobran minutos.
  • Resulta muy duro para el espectador ver tanta barbarie ejercida sobre una mujer. En algunos momentos hubiéramos agradecido un fuera de campo.
  • Que la mayor parte de las subtramas que ocupan el metraje central tenga escaso interés frente a la trama principal que, prácticamente se ventila en el primer tercio de película.

Conclusión: Es un digno acercamiento al mundo del norteamericano Jim Thompson visto por un ecléctico cineasta inglés. Aunque no es la primera vez que un británico se siente atraído por este universo de violencia y muerte, Stephen Frears ya adaptó en 1990 su novela Los timadores.
Pasamos una tarde de emociones fuertes y confirmamos que Casey Affleck es el chico viscosillo oficial. Ideal para papeles perturbadores y digno heredero del gran Anthony Perkins.

Título original: The Killer inside me. Dirección: Michael Winterbottom. Guión: John Curran basado en la novela de Jim Thompson. Año: 2010. Nacionalidad: EEUU. Duración: 109 minutos. Intérpretes: Casey Affleck, Jessica Alba, Kate Hudson, Elias Koteas y Ned Beatty. Valoración: 7.5/10.
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