CRÍTICA| Antes del anochecer

Hace tiempo que esperaba el estreno de la última parte de la trilogía que Richard Linklater empezó hace ya la friolera de dieciocho años con Antes del amanecer.  En ella, un joven americano, Jesse (Ethan Hawke), y una joven francesa, Celine (Julie Delpy), se conocen y pasan un día juntos en Viena. Las horas que Jesse y Celine comparten hasta el amanecer cambian la vida de ambos para siempre y, aunque no vuelven a encontrarse hasta diez años más tarde en Antes del atardecer, ninguno de los dos ha dejado de pensar en el otro ni un momento. Ahora, dos décadas después de su primer encuentro, Jesse y Celine comparten una vida juntos en Francia con sus dos hijas y, aunque no hay relación perfecta, podría decirse que ambos son moderadamente felices.

 

El film comienza cuando la familia se encuentra de vacaciones en Grecia, donde Jesse se encuentra de retiro con unos amigos escritores. El buen tiempo y la buena comida dan lugar a un tarde de respiro familiar en el que Jesse y Celine tienen la ocasión de pasear a solas y hablar pausadamente como hacían antaño. Recuerdan buenos momentos, hablan de las dificultades de mantener una relación romántica al tiempo que crían a sus hijas y, también, enumeran sus perspectivas de futuro. Por supuesto, muchas de estas preguntas y sus posibles respuestas ponen en guardia a la siempre susceptible Celine, cuyos complejos e inseguridades parecen haberse acrecentado con el paso de los años de forma exponencial, convirtiendo cada conversación en una discusión y cada palabra en una queja o riña. Pronto los deseos y anhelos de ambos salen a relucir y la crisis no se hace esperar.

 

La cinta de Linklater logra una labor impecable a la hora de desarrollar la relación entre Jesse y Celine, haciendo que nos creamos cada situación y hasta la última coma de los diálogos que mantienen juntos. Como en la anterior entrega (no así la primera parte), los créditos del guión se reparten entre el propio Linklater y Kim Krizan, Ethan Hawke y Julie Delpy. Y, en cierto sentido, desde Antes del atardecer se viene notando, para bien, este juego a tres bandas que mantienen el director y la guionista principal con sus actores protagonistas, que añade textura y riqueza de aristas a los personajes y, sobre todo, al planteamiento del vínculo que ambos comparten. Existen en Antes del anochecer momentos deliciosos, como la broma recurrente en la que Celine juega con los estereotipos de chica tonta durante distintos momentos del film, donde el matiz cambia e incluso logra redimir al personaje haciendo ver que éste ha aprendido de sus errores.

 

Como admirador de Antes del amanecer y, sobre todo, Antes del atardecer, muchos momentos de Antes del anochecer son impagables y, simplemente, merecen ser vistos. Sin embargo, sobre el film sobrevuela la sensación de ser una cinta innecesaria para la historia de la pareja; y me gustaría explicar este punto más a fondo. La primera y la segunda película representan grandes momentos en la vida de sus personajes principales, suponen el encuentro y el reencuentro del amor de sus vidas. Son dos días en las vidas de Jesse y Celine que han marcado completa y absolutamente el rumbo de las mismas, más allá de lo que ninguno de los dos esperaban. En Antes del anochecer pasa todo lo contrario. Sí, los eventos que suceden en el film siguen ocurriendo en un sólo día, pero éstos sólo van dirigidos a dejar todo casi tal y como estaba. Digamos que, para personajes tan bien escritos y creíbles como éstos, se sobreentiende que, en algún momento, más tarde o temprano, debería darse un conflicto que pusiera en jaque su statu quo; sin embargo, el film se refiere a este momento como únicamente eso, una crisis y, comparativamente hablando, se nota que a la película le falta algo de ambición con respecto a los anteriores largometrajes.

 

Quizás, como el propio Jesse dice en un guiño al guión de la cinta, ésta haya sido la película más difícil de escribir de las tres para Linklater, Delpy y Hawke. Quizás la cercanía de situaciones muy similares a las que en el film se dan haya hecho que falte algo de perspectiva a la hora de narrar ciertos acontecimientos pero, tal vez, sólo tal vez, lo que la película estaba pidiendo era un suceso de mayor envergadura en la vida de sus personajes (¿despedida?). En cualquier caso, Antes del anochecer nos permite volver a mirar por la rendija de la puerta hacia otra vida (¿o es también la nuestra?), nos permite guardar la certeza de que todo les irá bien, después de todo, a Jesse y a Celine. Y quién sabe, quizás, en un futuro, podamos regresar a su mundo una cuarta vez. 7.5/10.

 

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