Parejas que no olvidaremos de ‘Juego de Tronos’ 3ª Temporada [Parte 2]

Ya lo veníamos diciendo. Juego de Tronos no ha parado de dar sorpresas esta temporada. La mayoría trepidantes, otras sorprendentes y otras… bueno, otras bastantes duras. La temporada se ha cerrado con un regusto extraño. Con promesas de nuevos caminos y viejos reencuentros, pero también con una serie de tristes eventos que prometen, una vez más, poner patas arriba los 7 reinos. En estos 10 capítulos hemos visto alianzas deshechas, otras que surgían de los lugares más inesperados, disputas familiares y guerras políticas. Juego de Tronos ha sabido cerrar su mejor temporada hasta la fecha y ello se debe en parte a las deliciosas, a veces tristes, a veces divertidas, pero siempre tensas e interesantes relaciones que se dan entre sus personajes protagonistas. Ya os ofrecimos, antes del ecuador de la temporada, nuestra lista particular de dúos que quedarían grabados en la retina. Con la emisión del décimo episodio, no podemos más que recuperar aquellos nombres y, por supuesto, añadir los que más nos han impactado desde entonces hasta el último minuto de cierre. Sin más dilación, os presentamos a nuestros favoritos:

 

Sandor “El Perro” Clegane y Arya Stark

 

Pocos podían imaginar la primera vez que vemos a Sandor Clegane, lejos de Desembarco del Rey y capturado por la Hermandad sin Estandartes, que éste acabaría siendo el protector de la joven Arya Stark. La pequeña lobo duargo, que en un principio es raptada por aquel al que considera uno de sus enemigos (no en vano, siguiendo las órdenes de Joffrey o no, Sandor mató a su amigo Mycah, el hijo del carnicero), se debate entre la oportunidad de acabar con Sandor piedra en mano o la posibilidad de que éste la devuelva a los brazos de su querido hermano y su añorada madre. Poco a poco, Arya va comprendiendo que El Perro no es tan maquiavélico como ella se lo había imaginado y, aunque su rencor hacia él parece no mermar demasiado, sí que lo hace su tolerancia hacia el mismo, en una mezcla de compañerismo y respeto hacia el antiguo guardia real. Sandor, a su vez, más allá de las apariencias, parece empatizar profundamente con la devastada Arya, en cuyo amargo presente quizás vea reflejado parte de su propia tragedia personal.

 

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Se intuye en Clegane un complejo universo interior, uno que el habilidoso espadachín pocas veces se permite sacar a la luz, ya sea por la falta de unos oídos cómplices o por las dificultades que su aspecto imponen. En cualquier caso, Sandor y Arya parecen haber emprendido un oscuro viaje juntos, un camino de futuro incierto en el cual no se tienen más que el uno al otro por compañeros. ¿Será Arya capaz de perdonar a esta suerte de antihéroe, de Humphrey Bogart con espada y rostro abrasado? Sinceramente, dado el torbellino emocional en el que se encuentra la joven Stark, dudo que sea capaz, en estos momentos, de perdonar a nadie. Sin embargo, quizá su salvación pase por dejar atrás su lista de enemigos y seguir los pasos del asesino sin rostro Jaquen H’ghar hacia un nuevo continente donde pueda empezar de cero.

 

 

Stannis Baratheon y Davos Seaworth

 

Davos Seaworth es sin duda uno los personajes más fascinantes de Juego de Tronos. Al contrario que la mayoría de los sujetos que pueblan los 7 reinos, el Caballero de la Cebolla es un hombre directo y sencillo que va siempre con la verdad por delante. De moralidad intachable, Davos es, al mismo tiempo, la Mano del Rey, el mejor y más leal seguidor de Stannis Baratheon y su mejor amigo. Interpretado magistralmente por el actor irlandés Liam Cunnigham, Davos es la viva imagen de la conciencia de Stannis, al que éste acude sin dudar cuando el heredero al trono del hierro hace frente a espinosas elecciones de dudosa virtud. Sin embargo, lo que resulta más interesante todavía es que Davos es consciente de esta necesidad por parte de Stannis, de que éste lo ve a él como a su Pepito Grillo particular y que, por encima de todo, valora su buen juicio en momentos de dificultad.

 

Stannis, ese hombre de apariencia gélida y rostro imperturbable, se debate siempre en su fuero interno entre hacer lo que él considera correcto (lo que Davos propone) y lo que considera necesario (lo que Melisandre aconseja) para lograr sus fines. Stannis sabe que en esta lucha consigo mismo basta un ligero traspiés para perder aquello que lo es todo para él, su integridad,  la cual se desdibuja cada vez más a cada paso que da en la dirección sugerida por la hechicera roja. Y Davos, aquel valiente guerrero que tras sobrevivir milagrosamente a la batalla de Aguas Negras, aquella misma contienda donde su hijo, por el que lo había dado todo, perdió la vida, no se lo pensó ni un segundo cuando declaró a quien debía lealtad y hacia el lado de quién debía volver, arriesgando su vida una vez más. Y una vez más, siendo fiel a sí mismo, Davos hace ver a Stannis cuál es el camino correcto cuando el juicio de éste falla ante sus ojos y manda sacrificar a su sobrino Gendry.

 

Davos salva al bastardo de Robert Baratheon arriesgando su propia vida, a sabiendas de que, aunque haya un peligro mayor, difícilmente será perdonado esta vez. Sin embargo, para sorpresa de todos, Melisandre, aquella a quien considera su enemiga mortal, se pone de su lado, dibujando en Stannis, bajo su rostro granítico, una cínica sonrisa, entre aliviada por no verse en la obligación de ejecutar a su amigo, y juguetona como la de aquel que sabe que, a partir de ahora, el Caballero de la Cebolla no se tomará tan a la ligera el juicio de la bruja. Melisandre, tras sus ojos como estrellas y su perdón sin concesiones, ha dado una lección a ambos amigos, uniéndolos más de lo que nunca habían estado si cabe.

 

 

Ygritte y Jon Snow

 

La verdad es que siempre había considerado a Jon Snow un personaje un tanto plano. Un joven sin demasiado carisma que siempre había ido a remolque de lo que otros dictaban, ya fueran estos su padre, el Lord Comandante de la Guardia de la Noche Jeor Mormont o, más tarde, Ygritte y Mance Rayder. Mi sorpresa fue mayúscula cuando Jon, tras negarse a acabar con la vida de un criador de caballos a las órdenes de Tormund Matagigantes, escapa a lomos de un corcel dejando atrás a su amante Ygritte mientras ésta luchaba por defenderlo de los suyos e incluso estaba dispuesta a dar la vida por él. Las caras de desconcierto de Tormund e Ygritte ante la huida del joven Snow hablanban por sí solas, y nos revelan lo engañados que estábamos ante las verdaderas lealtades del bastardo de Ned Stark.

 

Si bien resultaba obvio que Jon no había dejado de ser un miembro de la Guardia de la Noche, por mucho que mintiera a Mance Rayder como un bellaco, la mayoría pensábamos que tras la tormentosa escalada del Muro, esos besos en la cima y ese amor que se profesaban el uno al otro, Ygritte había logrado cambiar el rumbo de las fidelidades de Jon y volverlas exclusivas hacia sí misma en la misma medida que ella había renunciado a su lealtad hacia el Pueblo Libre por Jon. Visto lo visto no podíamos estar más equivocados y, aunque Jon le deja claro a Ygritte que la quiere, también le asegura que su lugar está con la Guardia de la Noche y no con ella, siendo esto quizás, de todo lo ocurrido, lo que más le duele a la salvaje, quien quiere asegurarse de que este dolor sentimental se vea literalmente reflejado en las carnes de Jon Snow, a través de sus afiladas flechas. ¿Se volverán a ver los amantes? ¿Acabarán el uno con el otro en el campo de batalla? ¿Tendrá alguien en esta serie un final feliz?

 

 

Beric Dondarrion y Thoros de Myr

 

Si ha habido en esta temporada un dúo de personajes rodeados por el misterio más absoluto, esos son sin duda la pareja formada por Thoros de Myr y Beric Dondarrion, un sacerdote rojo de R’hllor y un caballero reconvertido en líder de la Hermandad sin Estandartes respectivamente que, desde los eventos acaecidos al final de la primera temporada, cuando Ned Stark manda a Dondarrion a la caza y captura de Gregor “La Montaña” Clegane,  han estado emboscando partidas de soldados Lannister, separándolos con habilidad de sus cabezas y sus bolsas de oro. La cuestión es que los Lannister no se dejan matar tan fácilmente y, al menos uno de ellos, tiene la costumbre de ensartar a sus enemigos con lanzas bien afiladas. Así fue como la vida de Beric Dondarrion llegó a su fin por culpa de “La Montaña” y también fue así como Thoros de Myr descubrió que tenía el favor del dios al que supuestamente servía pero al que poco veneraba. Para sorpresa de todos, Thoros ha conseguido resucitar a Dondarrion nada menos que en seis ocasiones, lo cual le ha granjeado a éste una fama semi-mística y una posición casi de mito dentro de las filas de su organización.

 

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Nadie sabe, ni tan siquiera el propio sacerdote rojo, como se produce el encantamiento que lleva a Dondarrion a volver de la oscuridad y a cicatrizar sus heridas, pero parece que nada ni nadie podrá parar al líder de la Hermandad mientras a su lado se encuentre su fiel amigo. Su encuentro con Arya Stark despierta la curiosidad de ésta sobre la posibilidad de devolver la vida a un hombre sin cabeza; una locura a todas luces, que Dondarrion y Thoros se apresuran tristemente a ratificar. Tanto poder y, como siempre, beneficia sólo a unos pocos. En cualquier caso, ahora que los Stark han perdido la guerra, la Hermandad sin Estandartes se encuentra en una encrucijada. ¿Continuarán Beric y los suyos asaltando expediciones y patrullas o tomarán partido para vengar a aquellos a los que se supone Dondarrion debía lealtad? Es difícil predecir los acontecimientos de una tierra tan convulsa como Westeros, pero me atrevería a decir que Thoros y Beric todavía tienen un importante papel que cumplir en esta historia.

 

 

Tyrion y Tywin Lannister

 

Y llegamos a una de las relaciones que más juego han dado esta tercera temporada; aunque esta última pareja bien podría expandirse al séquito de los Lannister al completo, pues tanto las relaciones entre Joffrey/Tywin, Cersei/Tyrion, Tyrion/Joffrey, como las de los propios Tywin/Tyrion, han dado mucho de sí en esta temporada. Resulta irónico observar que mientras que otras familias de Westeros como los Stark, los Bolton, los Frey o los Tully trabajan unidos para lograr sus objetivos, los miembros de la familia más poderosa de los 7 reinos luchan entre sí a cada oportunidad. Desde los intentos de Joffrey por burlarse o, directamente, asesinar a su tío, hasta las disputas y luchas de poder contra su propio abuelo, el destino de los Lannister parece pasar por acabar los unos con los otros. Desde luego, Joffrey está en contra de todos, incluso de su propia madre, la única que le apoya y a quien desprecia tan sólo por ser una mujer. Tyrion, por su parte, cansado de las mofas y el comportamiento sádico de su sobrino, parece más dispuesto que nunca a hacerle frente, llegando hasta el punto de amenazarlo en dos ocasiones consecutivas. Quizás pensando que Joffrey no arriesgará una lucha contra él bajo el reinado del todopoderoso Tywin o quizás sabiendo que, más pronto que tarde, Joffrey volverá a intentar acabar con su vida, Tyrion, harto de todo, parece haberle perdido el miedo al poder del despótico monarca. Claro que, como bien dice Tywin, una corona no te da poder y eso lo sabe el joven Lannister de sobra.

 

Quizás por ello y, a pesar del profundo desprecio que el viejo león siente por su deforme hijo, Tywin está dispuesto siempre a dialogar con éste, a sabiendas de que si alguno de sus retoños ha heredado su intelecto, ése es precisamente Tyrion. Como diría Olenna Tyrell, es raro encontrar un hombre que haga honor a su reputación y, mientras que Tyrion se achantaba ante las palabras de la anciana, el frío Tywin doblegaba a ésta a sus deseos y planes. Ambos, Tyrion y Tywin, son hombres dispuestos a gobernar y ambos están dispuestos a hacer sacrificios para mantenerse en el poder. Sin embargo, a pesar de sus evidentes semejanzas, padre e hijo no podrían distar más en sus formas y maneras de percibir su entorno. Todo en Tyrion es empatía, su inteligencia está al servicio de ésta y, mientras que su padre elige caminos y alianzas meditadas con una frialdad implacable, Tyrion se basa en sus emociones y sentimientos para lograr aquello que desea. Es probable que esta cualidad lo que haga débil y vulnerable si lo comparamos con su progenitor pero, a diferencia de éste, también es lo que lo redime. Como Varys le dice a Shae, Tyrion es probablemente uno de los pocos hombres vivos capaces de gobernar con sabiduría y justicia, uno de los que pueden hacer de este mundo un lugar mejor. Tywin compra a sus enemigos o los pasa por la espada a traición. Su reinado es el reinado del miedo y del terror. ¿Llegará alguna vez al trono un monarca justo? ¿Será Tyrion quien al final se siente en él? Si eso llega a ocurrir alguna vez, de algo podemos estar seguros: el camino hasta entonces no será fácil y el sabor de la victoria estará impregnado de dulces amargos.

 

Menciones Especiales

 

Gilly, su bebé y Samwell Tarly. La pareja del año, compuesta por un miembro de la Guardia de la Noche que ni siquiera sabe encender una hoguera y una chica que no sería capaz de cerrar su boca ni borrar su gesto pasmado ni aunque la vida le fuera en ello. Sorprendentemente, ambos siguen vivos y han conseguido volver al Muro justo a tiempo para el regreso de Jon Snow, alertando, de paso, al resto de sus miembros del peligro de los Caminantes Blancos. ¡Sam incluso ha hecho trizas a uno de ellos! Vivir para ver. ¡Mi voto en la elección del nuevo Lord Comandante se lo doy a Sam!

 

Y por supuesto, esta lista no estaría completa sin…

 

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