RESEÑA TV| Please Like Me

Hoy ampliamos nuestro radar seriéfilo y nos acercamos hasta Oceanía, porque en esto de la buena ficción televisiva no hay fronteras y Australia también existe (véanse las recientes y muy recomendables The Slap, Lowdown y Top of the Lake). De paso, hagamos un giro hacia el humor –o hacia la comedia con tintes dramáticos– y conozcamos a un joven talento: Josh Thomas, creador, productor, guionista y protagonista de la serie Please Like Me, emitida por segundo canal australiano ABC2. Y como las comparaciones son odiosas y en este caso inevitables, sólo comentar que tiene un año menos que Lena Dunham (Girls) y lleva cuatro intentando sacar adelante este proyecto. Pero ya estableceremos las conexiones más adelante.

 

Josh Thomas procede, como otros antes que él, de esa digna y difícil disciplina escénica que son los monologuistas. Con sólo 17 años se convirtió en el ganador más joven del Raw Comedy Award del Festival de Comedia Internacional de Melbourne. Eso fue en 2005, y en 2007 ya paseaba por toda Australia su espectáculo Please Like Me, apoyado en su sola presencia sobre las tablas y basado íntegramente en vivencias personales, que le llevó a actuar hasta en la mismísima Sydney Opera House. Después de eso llegaría la televisión, donde demostró que su espontaneidad y agudeza no eran fruto de los ensayos. Poco a poco, Thomas se ha ido convirtiendo en una celebridad en su país de origen y eso le ha permitido, entre otras cosas, tener su propio proyecto de ficción: la serie que nos ocupa, titulada como su popular espectáculo en directo e igualmente basado en experiencias personales, entre las que se incluye su despertar sexual o, debería decir, homosexual. Y es que Thomas ha conseguido notoriedad al saber enfocar con humor e ingenio y de manera frontal muchos de los tabúes y estereotipos de la sociedad australiana, en especial los referidos al sexo y la familia, juntos pero no revueltos, afirmándose en su propia condición como postadolescente gay en el mundo.

 

Así, en Please Like Me, la serie, Josh Thomas se atreve a crear ficción a través de un álter ego (interpretado por él mismo y llamado también Josh) jovial aunque introvertido, desconcertado y desconcertante; a mostrar las relaciones familiares sin eludir los sinsabores; y a describir con humor e innegable ternura la asunción de su propia sexualidad. De hecho, la historia comienza con la inevitable ruptura entre Josh y su novia de siempre Claire (Caitlin Stasey), quien se encarga afectuosamente de abrirle los ojos, de sacarlo del armario sin presiones… Pero pronto el argumento da un giro sombrío: la madre de Josh ha intentado suicidarse atiborrándose de Paracetamol (Panadol) y media botella de Baileys. Los papeles se invierten y Josh deberá cuidar de su inestable progenitora (Debra Lawrence) con la ayuda de la quisquillosa tía Peg (una divertida Judi Farr), al tiempo que tendrá que lidiar con su primer novio, Geoffrey (Wade Briggs), un joven necesitado de afecto y atención. No obstante, Josh cuenta con tres innegables apoyos: la mencionada Claire, su amigo de siempre Tom (Thomas Ward) y su padre (David Roberts), separado desde hace unos años de la madre de Josh y unido sentimentalmente a una joven tailandesa (Renee Lim), vivaracha y sin pelos en la lengua. Un pequeño microcosmos de personajes, cada uno con sus propias historias y problemas, en el contexto de la Australia más suburbial (en el sentido inglés del término, es decir, zonas residenciales de la periferia urbana o extrarradio).

 

Please Like Me no tiene miedo a introducir apuntes dramáticos en su universo vitalista y cómico. Quizá eso explique la elección del director Matthew Saville (The Slap), poco versado en la comedia que, sin embargo, resulta ser una afortunada decisión para poner en escena los agridulces guiones de Josh Thomas, que transitan más los terrenos del humor costumbrista que los de la sitcom alocada. Un tono que la acerca más a la norteamericana Girls, con la que comparte inquietudes y problemáticas, que a las autóctonas y coetáneas Outland o twentysomething. Sin embargo, Josh y sus amigos no viven, como Lena Dunham y su troupe, en una ciudad llena de posibilidades, con trabajos fascinantes esperando en cada esquina. Los barrios suburbiales que habitan los protagonistas de Please Like Me (seguramente los de Brisbane, de donde Thomas procede) asemejan entornos más cerrados, asfixiantes si cabe, donde ser genuino y original ya es toda un declaración de rebeldía. A diferencia de Hannah (el personaje de Lena Dunham en Girls), Josh hace gala de un aparente conformismo ante la adversidad que no deja ser una declaración de intenciones: ofrece a los demás la misma tolerancia y comprensión que exiges para ti mismo, trazando así el camino de doble dirección que es toda convivencia. Porque ese es en realidad el tema central sobre el que gira esta curiosa comedia: la necesaria convivencia con tus semejantes, sean estos familiares, amigos o amantes.

 

La serie tenía previsto su estreno en el primer canal de la televisión australiana (ABC1). Sin embargo, la cadena decidió que su perfil “juvenil” encajaría mejor en ABC2. Un movimiento que, sin duda, perjudicaba a la serie y que fue acusado de homófobo por los medios (al parecer, la razón oculta de ABC1 es que consideraba la serie “demasiado gay”). De hecho, sigue sin confirmarse la posibilidad de una segunda temporada. Y es una pena porque la primera entrega te deja con ganas de mucho más. Los seis primeros episodios asemejan un apropiado armazón sobre el que poder articular mil y una situaciones futuras o introducir nuevos personajes. Esperemos, al menos, que la intransigencia de la cadena no menoscabe el afán creativo del talentoso Josh Thomas y pronto tengamos noticias sobre una nueva temporada u otra ficción, sea en cine o televisión, que nos devuelva el ingenio de este precoz comediante. 8/10.

 

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