Tras el éxito de la miniserie Los pilares de la tierra, basada en la archifamosa novela de ficción histórica del escritor galés Ken Follett, era cuestión de tiempo que su secuela literaria, Un mundo sin fin, acabara teniendo un destino similar. De hecho, la productora alemana Tandem Communications junto con los hermanos Scott (Ridley y el recientemente desaparecido Tony) ya se aseguraron los derechos de adaptación cuando adquirieron la primera. Sin embargo, esta vez no es la cadena norteamericana Starz quien emitirá la serie sino ReelzChannel (Los Kennedy), muy interesada, por lo visto, en ficciones de corte histórico con cierta tendencia al folletín. En España será Cuatro la encargada de estrenarla, aunque su andadura ya ha comenzado gracias a la emisora canadiense Showcase, que ya ha presentado sus dos primeros episodios.
Ambientada 150 años después de los acontecimientos que detallaba Los pilares de la tierra, Un mundo sin fin sucede también en la misma ciudad ficticia que su novela precedente, Kingsbridge, y los personajes son descendientes de aquellos que conocimos en el primer relato. El punto de partida es la forzada abdicación del rey de Inglaterra Eduardo II en favor de su hijo Eduardo III. No es un inicio casual, pues los personajes de Kingsbridge acogerán en su priorato a Thomas Langley (Ben Chaplin), un caballero que esconde oscuros secretos de la corte, que amenazan a la regente (Aure Atika), relacionados con el el presunto asesinato del rey destituido en su cautiverio. Tampoco es casualidad que estemos en los albores de la ‘Guerra de los Cien años’ y a dos pasos de comprobar la terrible pandemia que asoló en el siglo XIV toda Europa, la denominada Peste Negra. Todos ellos piezas muy importantes en el mosaico histórico que es la novela de Follett; como lo son, de nuevo, una catedral y su arquitecto. Merthin, el pelirrojo descendiente de Jack (Eddie Redmayne) y Aliena (Hayley Atwell) en el libro, aquí toma prestado el rostro del castaño Tom Weston-Jones, un actor algo inexpresivo que últimamente anda muy solicitado por la televisión -de hecho, muchos lo conoceréis por ser el protagonista de Copper de BBC America, ahora mismo en emisión-.
Con este material como base, la productora de Ridley Scott intenta no salirse de tiesto y perpetrar el equivalente producto anodino, con similar puesta en escena -rutinaria-, a la búsqueda del mismo público que disfrutó con la primera aproximación al universo Follett. Bien es cierto, que al autor de Los pilares de la tierra los hechos históricos parecen interesarle más desde una óptica sensacionalista. Así sus personajes no pueden evitar caer en estereotipos de bondad o maldad, según sea el caso o le pida la situación. Claro que sus malos son tan malos que suelen provocar más bien grima o risas, consiguiendo que sus tramas resulten, al menos, entretenidas y se sigan con ligereza. Casi siempre son sus cándidos protagonistas, al borde de la beatificación, el peor escollo del relato.