RESEÑA TV| Murder: Joint Enterprise

En Murder: Joint Enterprise se nos presenta un crimen, un asesinato, y dos posibles culpables: Coleen, la hermana de la víctima (Karla Crome), y Stefan, el joven que ambas llevan a su apartamento en una noche de borrachera (Joe Dempsie). Sin testigos y sin pruebas irrefutables, ambos sospechosos tendrán que dar su versión de los hechos para evitar una posible condena. Mientras Coleen usa sus lágrimas y el pasado violento de Stefan para poner el caso a su favor, Stefan alegará en contra de Coleen la oscura y traumática relación que las hermanas compartían, al menos lo poco que ambos saben o intuyen del otro. ¿Quién lo hizo? ¿Stefan? ¿Coleen? Para el abogado de la defensa (Stephen Dillane) no hay margen para la duda, las hermanas no matan a sus propias hermanas y, manteniendo la fe en este mantra, pretende poner al juez y al jurado del lado de su cliente. Sin embargo, el detective encargado del caso (Robert Pugh) parece tener serias dudas al respecto. ¿Habrá cometido esta hermana en particular el terrible crimen? ¿A quién creeríais vosotros?

 

Por suerte, Murder: Joint Enterprise no nos deja en vilo y, tras el juicio, uniendo las piezas, la escena se reconstruye en pantalla y el asesino se revela al espectador. Rodada poniendo especial énfasis en el trabajo de los actores, quienes cuentan su historia mirando fijamente a la cámara, Murder : Joint Enterprise es una apuesta tan entretenida como impecable a nivel técnico, que hace que sus 59 minutos de duración pasen en un suspiro entre las cavilaciones del propio espectador por adivinar la identidad del asesino. En este primer episodio de lo que posiblemente se revelará como una miniserie, de esas a las que la BBC nos tiene tan bien acostumbrados, el director Birger Larsen (autor de la versión danesa de la popular The Killing), juega a la perfección con los tiempos y las miradas para insinuar y dejar a la audiencia hacer el resto. Aunque, sobre todo, a quien deja trabajar es a los actores y actrices involucrados en esta propuesta.

 

Lo cierto es que este tipo de escenas dan una oportunidad de oro a los intérpretes si éstos cuentan con talento suficiente para demostrar su valía. Los actores son el centro de atención en cada escena y hacia ellos van dirigidos nuestros sentidos. Por suerte, el trabajo de éstos es estupendo y tanto Karla Crome (Misfits, Hit&Miss) como Joe Dempsie (Skins, Juego de Tronos) envuelven a sus personajes en variados y sutiles matices. Los veteranos Stephen Dillane (Las Horas, Juego de Tronos), Robert Pugh (Master and Commander, Accused) y Claire Rushbrook (The Fades, My Mad Fat Diary) no les van a la zaga y, como siempre, desarrollan una labor también impecable. Murder: Joint Enterprise está hecha para ellos y se nota en cada escena. El guión de Robert Jones (Secret State) es sencillo pero sólido y deja todo el peso de la narración a los actores. Visualmente la serie se define dentro de esta nueva generación de ficciones británicas altamente estilizadas como Black Mirror, Utopia o Sherlock donde los colores brillan con potencia y la fotografía, de Lol Crawley (Pétalo carmesí, flor blanca) es siempre cuidada hasta el último detalle.

 

Quizás, puestos a buscarle pegas, lo único que podríamos achacarle al capítulo dirigido por Larsen es su falta de ambición que la aleja del nivel de calidad de series inglesas de mayor calibre como las ya anteriormente mencionadas: Utopia, Sherlock o la muy reciente In the Flesh. No es que esto tenga de por sí nada de malo, pero uno no puede dejar de pensar que con un guión más ambicioso el trabajo de todo el equipo habría quedado grabado en la memoria del espectador con mayor fuerza. Esperamos, sin embargo, con curiosidad a ver cómo se desarrollan el resto de sus futuras tramas. 7,5/10.

 

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